Los días

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Yo creo que los nombres de los días se asocian más a un sentimiento que a un período de tiempo.
Por ejemplo, todos conocemos ese espantoso sentimiento que solo se siente los domingos, porque sabemos que empieza una nueva semana, que faltan 5 días enteros para el próximo sábado.
A lo que voy es como puede variar esta sensación dependiendo de nuestras actividades. Cuando empezamos un nuevo trabajo, guiados por la emoción, toda la semana parece un Jueves, que ya está cerca el fin de semana y uno va a trabajar con muchos ánimos. Ni hablar del Domingo, uno quiere que termine rápido para volver al nuevo trabajo donde, todavía, todo es genial.
Con el pasar de los meses y la llegada de la famosísima "Rutina", nuestros hermosos jueves se van convirtiendo muy despacio en Miércoles, después en Martes y finalmente, luego de mucho tiempo, en Lunes. Eternos lunes que parecen tener mucho más de 24 horas.
¿Y qué pasa si nuestra rutina muere de golpe? Acá empieza un cambio drástico en como percibimos el tiempo. De un momento al otro los eternos lunes pasan a ser bellos Sábados, seguidos de más sábados, sin que llegue el tortuoso domingo.

Lo que primero viene a la cabeza es hacer todas las cosas que uno no tenía tiempo de hacer antes, pero el ocio es adictivo, y como sabemos que a nuestro sábado lo sigue otro sábado postergamos cualquier actividad.

Y así lentamente los preciosos sábados se convierten en Viernes, esos viernes en los que uno esta cansado, que por más que la semana terminó sabe que tiene todo el fin de semana por delante y decide acostarse a dormir y dejar para mañana los planes.

En este círculo vicioso una vez sufrimos un cambio en la percepción, y de repente, cuando ya es tarde, nos encontramos en un eterno Domingo, seguido de otro domingo donde nada vamos a hacer. Y nadie sale los domingos, por eso tampoco se puede encontrar compañeros para los eternos domingos de la “No rutina”.

Luego de vagar por la rutinaria “No rutina”, llega una nueva actividad que nos demanda horarios fijos, y vuelven los alegres jueves, seguidos por los eternos lunes, que después son bellos sábados, que de a poco se convierten en viernes cansados, para que, una vez más sean tortuosos domingos.