Pasión







Pasión: perturbación o efecto violento y desordenado del ánimo.

Casi todos tienen una pasión, algo que le da sabor a la rutina, la razón de la misma, la recompensa por vivir en este mundo que gira, incluso, para muchos, el sentido de la vida.
Pensando en  las cosas que hice en el pasado, las que hago y mis planes futuros, noté algo.
Intenté con los deportes, pero todos fueron poco, de hecho, algunos los practiqué por años, solo porque creía que tenía que hacerlo para convencerme a mí mismo. Leí cientos de libros buscando nuevos mundos, respuestas, perspectivas distintas de pensamiento. Miré películas de todo tipo, nuevas y viejas, independientes y pochocleras. Pasé horas viendo series, documentales, escuchando música e intentando componer la mía, escribiendo cuentos o libros o poemas o pensamientos, dibujando y pintando, estudiando. Nada, nada de esto tenía eso que buscaba, pero tenía que seguir probando.
Empecé a salir y conocer gente, para escuchar lo que tenían para decir. Tal vez sus experiencias y puntos de vista me daban un nuevo enfoque, la posibilidad de ver algo que se me hubiera escapado en frente de mis ojos. Y todos tuvieron algo interesante para decir, todos son capaces de convertir lo más aburrido en mi mundo, en algo maravilloso. Pero solo en su mundo, como ver por ventanas a otras realidades, como una publicidad en la que algo parece lo mejor del mundo, pero al comprarlo es decepcionante. En el fondo, todos son vendedores de sus intereses.
Salir a caminar y pensar, se había vuelto una adicción, y eso me hizo pensar en que probara con una adicción. Lo intenté, pero ninguna lo logró, ni siquiera pude generar dependencia a nada, ya sea químico o psicológico, material o emocional, real o imaginario.
Llegué a pensar que el mundo me quedaba chico, llegué a sentir el planeta girando debajo de mis pies. Después fui pequeño, insignificante e invisible. Decidí llamar la atención, pero la atención no sabía a nada. En ciertos días pensaba en que soy el ser más inteligente, y en otros que soy el más idiota. En conclusión, me volví crédulo, y entonces dejé de creer.
En un punto quise ser único, y me volví único e irrepetible, como el resto de las personas, y sin darme cuenta era uno más del montón. Siendo uno más, intenté disfrutarlo e intente mantenerme en la corriente, queriendo ser normal, pero queriendo serlo, llegué a ser único.
Pensando en todo esto, noté que solo me falta una cosa, una sola, pero sin duda la más importante tal vez, algo que casi todos tienen.

No hay sabor más amargo que el que deja el saber que no se tiene ninguna pasión, y empiezo a creer que me apasiona seguir buscando algo que me apasione en este mundo de contrariedades.

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